10 de junio de 2011

Postre de notas / Copiar, pegar, embarrarla


Internet ha sido instrumento excelente para quien averigua algo en algún momento, desde la dirección de un urólogo hasta el autor de la Suma Teológica. Millones de estudiantes se benefician de las posibilidades de Google y otros buscadores. Los de mi generación teníamos que acudir a las bibliotecas, hurgar en libros empolvados y tomar dispendiosas notas en el cuaderno. Ahora, en cambio, los estudiantes hunden un botón y tienen a su alcance, de manera inmediata, las respuestas que buscan. El problema es que algunos se pasan de vivos, o de bobos, y activan dos teclas más: copiar y pegar. Así lo hizo hace poco el ministro alemán Karl Theodor zu Guttenberg y tuvo que renunciar. Análogamente, muchas tareas escolares no son más que viles transcripciones capturadas de la red, que el alumno ni siquiera se tomó el trabajo de leer. Lo afirmo con pruebas que pongo a disposición de ustedes. Juro por lo más sagrado que lo que enseguida relataré es la pura verdad. Y advierto desde ahora que los lectores encontrarán un lenguaje algo fuerte. Pero es que ahí está la gracia. Paso a contar la historia. Cierta profesora de religión que conozco les puso a sus alumnas de doce años una tarea consistente en responder la siguiente pregunta: "¿Qué es un cisma?". En otros tiempos, habría sido preciso acudir al menos a un diccionario o una enciclopedia y pasar la definición al papel. Ahora no. Una vez planteada la pregunta en Google, tarda 0,19 segundos en aparecer la siguiente definición de Wikipedia, primera entre 582.000 resultados: "Cisma es una palabra que significa división, discordia o desavenencia entre los individuos de una misma comunidad". Esa fue la que copió, literalmente, una de las alumnas de la citada profesora. Menos de un segundo en hacer la tarea. ¡El paraíso de los vagos! Pero ocurrió que la tarea exigía algo más, pues la maestra quería que estudiaran las nociones de "cisma pasivo" y "cisma activo", así que pidió a las alumnas que definieran los términos "pasivo" y "activo", al igual que otros relacionados con el asunto, como "cisma de occidente" y "cisma de Lutero". Se ve que la niña, quizás mientras se distraía con otros aparatos electrónicos, escribió en el buscador las palabras "activo" y "pasivo". La respuesta tardó otra fracción de segundo en brillar en la pantalla, y la alumna, de manera automática, copió y pegó en la tarea lo que allí aparecía. Al día siguiente, la profesora se topó con la siguiente definición de cisma activo en los deberes de la niña: "El término activo, aplicado a una relación homosexual hace referencia a la postura empleada por la persona que penetra anal u oralmente a otro sujeto, el cual adopta la postura opuesta y es, por tanto, denominado pasivo". Ahora bien, para que no quedara duda sobre el cisma pasivo, la aventajada alumna también había copiado la correspondiente definición de la misma fuente: "El término pasivo aplicado a una relación homosexual hace referencia a la postura empleada por la persona que es penetrada anal u oralmente por otro sujeto, el cual adopta la postura opuesta y es, por tanto, denominado activo". Ante respuestas como esta, no me extraña que en el pecho de algunos profesores crezca un indignado volcán que explota con sarcástica rudeza contra el plagiador. Así lo hicieron varios maestros de escuelas públicas de Nueva York en circunstancias parecidas a la de la profe de religión. He aquí algunas de sus glosas en el cuaderno de notas: "Desde mi último informe, su hijo tocó fondo y empezó a escarbar"... "Me temo que el chico ha trabajado mucho con pegante y le está afectando el cerebro"... "Cuando su hija llegue a 50 puntos de coeficiente intelectual, vendan"... "Si el alumno fuera un poco más estúpido, habría que regarlo un par de veces por semana"... "Su hijo está privando a algún pueblo de un estupendo bobo"... "Es imposible creer que el espermatozoide que produjo a este niño venció a un millón de rivales"... Por si no lo sospechaban, yo también, como la alumna de marras, copié y pegué estas frases de internet. Pero al menos me tomé el trabajo de traducirlas.



Publicación

eltiempo.com

Sección

Otros

Fecha de publicación

11 de marzo de 2011

Autor

DANIEL SAMPER PIZANO