12 de junio de 2008

Interdisciplinariedad como fuente de verdadero progreso y óptimo conocimiento de las Ciencias Humanas


Ha sido el desarrollo de las ciencias humanas, incluyendo las económicas, una evolución limitada por la abrumadora acumulación de nuevos conocimientos. Una evolución carente de trabajos colectivos que permitan desarrollar interaccy iones entre las distintas ciencias en el marco de un trabajo interdisciplinario. Se han cerrado los ojos ante la siempre existente necesidad de generar, más que un saber acumulado, el cuestionamiento comprensivo como acto esencial de la verdadera interpretación del objeto de estudio. Ciertamente, se ha matizado la visión fragmentaria del hombre bajo las sombras de las bondades que representa para las disciplinas una verdadera especialización que, ahondada por los límites impuestos por la frontera disciplinaria, el lenguaje y los conceptos propios de cada disciplina, construye abismos infranqueables entre los dominios disciplinarios.

Cada disciplina ha instituido una división y especialización del trabajo[1] respondiendo a una extensa diversidad de dominios, en virtud de los cuales corre el riesgo de la hiperdisciplinariedad como prohibición de cualquier “incursión extranjera” que incite a cualquier tipo de contrasentido bajo el cual se pierda autonomía disciplinaria. Hoy en día, el carácter instrumental de las ciencias, en función de una complejización de la disciplina, ha trastocando el lugar del hombre como fin de esta actividad diezmando la posibilidad de construir un modelo de trabajo donde las distintas disciplinas planifiquen sus recursos, necesidades y medios desde la articulación interdisciplinaria de sus objetos de estudio. Un objeto de estudio que pueda conocerse a través de una relación dialógica entre las disciplinas en donde se logre construir una “fusión de horizontes” a partir de la apertura de cada saber[2] y del reconocimiento de la alteridad en virtud de la aceptación del alter ego, identidad e igualdad entre éstas.

[1] MORIN Edgar. Sobre la interdisciplinariedad. En Revista Sociología y Política. Méjico. Universidad Iberoamericana. Año IV. Número 8. 1996
[2] Dando como posible denotar una disciplina como un saber


Se hace necesario entonces, a partir del reconocimiento de la cercanía multidimensional existente, precisar un mismo equipo de trabajo abanderado del respeto por la universalidad e interdisciplinariedad como parámetros indispensables dentro de la elaboración de una disciplina de tipo “matricial” en donde el punto de intersección entre los saberes sea el lugar de partida para la determinación del fin que la disciplina persigue; esto constituye una apertura recíproca, una relación dialógica entre iguales, una comunicación bilateralmente fecunda entre los distintos campos, sin imposiciones, reduccionismos o sectarismos que constriñan la propia complejidad del campo científico. Así las cosas, conociendo el objeto de estudio particular, que viene dado por las propias fronteras, estableciendo los límites de su saber y respetando sus campos de conocimiento, se precisa no sólo lo que se sabe sino lo que se ignora y se comienza a actuar respetando y aceptando la complejidad de las otras disciplinas a partir del seguimiento de unos cánones directamente relacionados con la apertura al saber y la cooperación y coordinación entre los conocimientos que confluyen e intervienen en este proceso de consolidación interdisciplinaria.

La interdisciplinariedad se construye así como una amalgama de elementos dentro de la cual coexiste tanto la divergencia e incluso contradicciones entre algunos de los saberes, como la multiplicidad de elementos y propósitos; es la mezcla perfecta entre humanismo y técnica gracias a la cual se consigue consolidar un proceso multi, pluri y transdisciplinario que posee una visión comprensiva del ser humano, su naturaleza y dignidad. Y es que el mundo real no sabe de divisiones académicas; los descubrimientos, hallazgos y creaciones en la vida humana involucran el saber observar los fenómenos desde una perspectiva que incluye muchas veces a más de un campo, es lograr que un mismo objeto de estudio sea descrito, interpretado y comprendido desde diferentes puntos de vista complementarios, dado que cada disciplina está “entrenada” para observar de una manera diferente la realidad, y que en gracia de dicha complementariedad, se pueda realizar un “transporte de esquemas cognitivos” de una disciplina a otra.

La invitación entonces, es intentar destruir las barreras impuestas entre las disciplinas, de incitar a la ruptura de las “fronteras disciplinarias” simultáneamente con la construcción y proliferación de complejas y diferentes disciplinas que amparen la existencia de un espacio para la presentación de un contrasentido, la migración de nociones pertinentes, la retroducción[1], la abducción[2] , la articulación organizativa y estructural, la integración e hibridación de conocimientos, la usurpación o interferencia, la complejización en campos policompetentes, y la continua ruptura y defensa de los encierros disciplinarios. Lejos de ser éste un reto de las ciencias exactas exclusivamente, la necesidad de reflexionar al interior de cada disciplina en coordinación con el conocimiento externo se ha convertido, más que en una exigencia, en una responsabilidad prioritaria de las ciencias humanas principalmente. La sesgada y limitada historia de estas ciencias exhorta a ponerle fin a su encierro e inmovilismo que ha frenado por muchos años la búsqueda de un verdadero encuentro e intercambio disciplinario en virtud del cual se vivifique la concepción de un “sistema teórico común” justificado a partir del reconocimiento de realidades globales y de objetos relacionados y solidarios indefectiblemente.
La idea de establecer un método interdisciplinario para las ciencias humanas toma aún más fuerza cuando se evidencia la carencia de un verdadero reconocimiento de la esencia de estas disciplinas. Pareciera obvio que es el hombre, en tanto ser digno e integral, la partícula fundamental alrededor de la cual giran las construcciones teóricas de estas ciencias, sin embargo, y quizá porque a veces el sentido común es el menos común de los sentidos, el hombre ha sido aplastado en medio de construcciones teóricas que protegen la racionalidad instrumental y edifican andamiajes teóricos basados en una concepción unívoca del hombre.
Reto, necesidad, responsabilidad o simplemente la mejor de las opciones... de cualquier forma, quienes son responsables de la determinación del método y objeto de estudio de cada disciplina se encuentran hoy llamados a ver más allá de las fronteras impuestas por el paradigma racional instrumental que hoy rige las ciencias humanas. Un llamado que se irá perfilando como la única opción para recuperar el norte y naturaleza de estas ciencias a partir del reconocimiento de la esencia más allá de la determinación de los medios para la búsqueda de un fin, de la aceptación de poder encontrar desde afuera la solución.... un llamado a iniciar un “verdadero viaje de descubrimiento” ...

[1] Entendida la retroducción como la Constitución de nuevos esquemas cognitivos.
[2] Según Edgar Morin, la abducción es la invención de nuevas hipótesis explicativas.


Artículo enviado por la docente Maria Isabel Vélez Evans desde Barcelona (España).