21 de noviembre de 2010

La tecnología es su primera lengua

LOS NATIVOS digitales no necesitan de manual de instrucciones. Ellos construyen su propio conocimiento. Un reto para la educación.


Ellos vienen con el chip incorporado, suele decirse. Y desde ese punto de vista, parece coherente que Tomás Arango Gallego, un pequeño de apenas cuatro años, coja el control del Wii y encuentre la lógica del juego, con naturalidad.


O que le pida el iPhone a su mamá, Patricia, para encontrar el juego de carros. "Yo no los dejo chocar", dice mientras no despega su pulgar de la pantalla.

Lo que sí resulta sorprendente es que, con propiedad y absoluta convicción, le diga a sus padres e invitados, "así no es", cuando ve a un adulto hacer alguna torpeza con un control, a quienes un par de botones los vuelven locos.

"Ellos usan la tecnología como su primera lengua", dice Wally Sabria, director creativo de la agencia Shandwick, quien participó en el encuentro de Ciudades Digitales que culminó el viernes.

Ellos, los llamados nativos digitales, acuden a Google como su biblioteca, añade, y andan con un dispositivo como su interfaz natural para acceder al mundo.

Venden su "marca personal" en redes sociales y por ello no hay que censurarles la posibilidad de portar un gadget o acceder a internet. "Hay que abrirse (de mente) y darles el poder".


Así son
Georgia Kalkanis, directora de Desarrollo Educativo para la región de Promethean, dice que ellos aprenden distinto. "Son más intuitivos". No tienen el miedo que tienen los adultos de romper, rajar o experimentar y explorar. "Construyen su propio conocimiento". Así, cuando quieren saber algo, solo entran a internet.

Por ello requieren herramientas diferentes como son, entre otras, las pizarras digitales, que les permiten acceder a la web y conectarse con otras aulas en el mundo.

Esta particular manera de aprender se debe a que ellos "no son lineales ni secuenciales; son atomizados" agrega el sicólogo y especialista en neuromarketing, Ricardo Franco. Lo que sucede es que la explosión mediática les pone múltiples retos: hablar con varias personas a la vez, leer solo lo que les llame la atención o hacer muchas cosas al mismo tiempo. Sí, son multitarea.

Con ello, no solo el modelo educativo tiene que cambiar. Sino, quizá, los lugares donde trabajen, pues cuando ingresen a una compañía, tal vez "no estarán diseñados para sentarse de 8:00 a.m. a 6:00 p.m.", agrega Ricardo. Tendrán horarios nocturnos o trabajarán desde casa. Y quizá, no soporten quedarse por mucho tiempo. Responden a múltiples estímulos.

Y aunque parece que no ponen atención a nada, todo lo resumen en emoticones y viven a una velocidad mayor, en realidad siguen siendo tan singulares como humanos solo que tamizan su experiencia por un filtro muy digital.


Natalia Estefanía Botero
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