9 de junio de 2011

El discurso más corto del mundo

"Imagina la vida como un juego en el que estás malabareando cinco pelotas en el aire. Estas son: - Tu Trabajo,- Tu Familia,- Tu Salud,- Tus Amigos y - Tu Vida Espiritual, Y tú las mantienes todas éstas en el aire.



Pronto te darás cuenta que el Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo. Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso.


Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente. Y sobre todo.....crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.


Piénsalo !!!!!!!!!!!!

BRYAN DYSON


Lo dijo el al dejar uno de los cargos más importantes del mundo

¿Decidir es Hacer?

(Extracto del Libro impreso “SIETE MENTIRAS ANTI-EXITO...ROMPIENDO MITOS, 1ra. Ed. Mayo 2011)




Autor: Dr. Daniel Fernando Peiró

Escritor/ Mentor & Coach

Formador de Líderes Integrales

Conferencista Internacional

Consultor Argentino radicado en Costa Rica

Derechos Reservados





Usted va a notar muy interesante el significado originario de la palabra “Acción”; ésta proviene de una derivación del verbo latino “Aguere”, que significa “poner en movimiento”, que a la vez, surge del griego “Ago” y se traduce como “Conducir o Guiar”. “Ago”, a su vez es una derivación del vocablo griego “Agón”, que quiere decir “Reunión” o “Encuentro”.


¡Esto es poderoso! Una sola palabra: “Acción”, nos está regalando toda una extraordinaria concepción:

“Se trata de poner en movimiento nuestras metas y de conducirlas hacia el encuentro o la materialización con lo que se ha planeado”.

¿Sabe la cantidad de personas en el mundo que “TOMAN LA DECISIÓN”; pero NUNCA la llevan a cabo?

Cuando estaba trabajando en Israel, en mi juventud, recién llegado me preguntaban:

- Are you Latin American boy? (¿Eres un muchacho de Latinoamérica?)

Obviamente, la respuesta era afirmativa.

Y quien me preguntaba, exclamaba sonriente: - Hey!!!... Mañana… Mañana…!!!

Me estaba diciendo que los latinoamericanos, por lo general, decimos “mañana” para todo: “mañana” lo hago; para “mañana” lo tengo listo; “ahorita”; “ya casi”…

Este es un evidente ejemplo de la “fama” que tenemos en una gran parte del mundo. Ciertamente tomamos decisiones que no cumplimos o que pocas veces las llevamos a la ACCIÓN.

Yo quiero que Usted se dé cuenta qué tan difícil es para muchas personas dos cosas:

1) Tomar decisiones.

2) Llevar a cabo las decisiones tomadas.



La toma de decisiones puede definirse como la elección realizada para dar curso a determinadas acciones.

Decidir” es una palabra proveniente del verbo latino “Dedidére” que significa “separar”, “cortar”. Es una composición de “De” o “dis”, que connota “sepación” y “Caedére”, que puede traducirse como “romper”, “cortar”, “talar”.


Tomar decisiones, requiere cortar con aquellos cordones que nos atan, que no nos permiten avanzar.

Ahora bien, cuando tomamos decisiones, se supone que estamos pronto a la acción… pero no. Es como que decidimos liberarnos de las ataduras y en el momento de cortar, preferimos quedarnos detenidos en medio del camino, que avanzar rumbo al crecimiento en algún sentido.

¿Tiene idea de la cantidad de personas en el mundo que han decidido salir de una determinada situación; pero al final, terminan más hundidas que antes, por no llevar a la acción, dichas decisiones?

Le doy algunos ejemplos:

- Mujeres que son maltratadas por sus parejas, golpeadas, abusadas… y siguen en esa relación enfermiza, solo porque tienen miedo de quedarse solas.

- Trabajadores que están frustrados por no hacer aquello que aman y desean, porque tienen miedo a que no les vaya bien laboralmente con sus propios proyectos.

 Jóvenes y adultos que permanecen en antros de perdición, como la droga, el alcohol, la promiscuidad y la prostitución, porque se sienten débiles y sin otras alternativas constructivas, para caminar por senderos de paz y espiritualidad.

El problema del “tomar decisiones” es que, para que éstas se lleven a cabo, se requiere FIJAR METAS Y OBJETIVOS y desarrollar la VOLUNTAD de ponerlas en acción.


Tomar decisiones no es el fin de un proceso. Hay que dar acción a lo escogido. Ahora bien, al llevar las decisiones a la acción, Usted debe fijar su atención en la mayoría de los factores o aspectos de su implementación, a los fines que estas acciones sean efectivas, ya que en muchos casos, surgen situaciones no previstas. Es importante que Usted tenga la determinación sobre todo lo que emprenda, para que funcione lo mejor posible para su beneficio y el de su entorno.

Es válido que considere el aprendizaje que le brindan los errores, porque el hecho de llevar a cabo las decisiones, implica recoger experiencias en el proceso. Usted y todos estamos inmersos en una rueda en movimiento llamada “vida” y, en esta rueda, las decisiones se toman día a día.

Apenas se despierta en el día, toma la decisión, consciente o no, de cómo desea que sea su jornada. Toma decisiones para la ropa que se va a poner. Decide si desayunará café o no. Toma decisiones si irá a trabajar o se quedará en casa…

Usted debe ser muy consciente de las decisiones que va a llevar a la acción; porque todos hemos experimentado, alguna vez, el tomar decisiones que nos ha costado caro; o bien no tomamos las decisiones que queremos.

Entre las recomendaciones para llevar a la acción sus decisiones, les menciono las siguientes:

- No deje para mañana, lo que puede hacer hoy.

- Atrévase a experimentar nuevos retos en su vida.

- Sea sordo, haga lo que su corazón le pide hacer. Muchas veces las personas que tiene a su lado, son quienes lo desaniman a realizar sus metas y objetivos... Y le pueden “convencer”.

- Crea en que Usted puede lograrlo.

- No se distraiga con excusas.

- Alíese con personas que pueden ayudarlo a darle curso a sus decisiones.

- Procure dar un poco más de lo “ordinario”… es decir, avance una “milla extra”.

- Haga de la Excelencia un hábito de vida.



Formúlese las siguientes preguntas:

- ¿Cuáles son aquellas decisiones que no he llevado a la acción en mi vida?

- ¿Qué dice esa voz interior, que no me deja tomar acción en lo que deseo hacer?

- ¿Qué excusas pongo o argumento para no hacer aquello que deseo hacer?

- ¿Entre las excusas, pongo a la falta de tiempo para hacer lo que deseo hacer?

- ¿En qué malgasto ese valioso tiempo, que no me está permitiendo hacer lo que deseo?

- ¿Prefiero lo malo conocido que lo “bueno por conocer?

- ¿Me siento bien así como estoy?

- ¿Qué gano sin hacer?

- ¿Qué pierdo al no hacer aquello que he decidido realizar?

- ¿Tengo miedo a equivocarme?

- En concreto ¿Qué quiero para mi vida?