20 de enero de 2009

Oiga sumercé ¿y cómo es eso del seguro de vida? (*)

En Tuta, un municipio ubicado a 26 kilómetros de Tunja (Boyacá), con 1.600 habitantes en el casco urbano y 8.500 en el rural, desde hace dos meses se empezó a hablar de pólizas de vida.Hace seis meses a María Yolanda Bolívar, una campesina boyacense de 28 años de edad, un toro enfurecido la puso a volar con una monumental embestida. “Por poco y me deja por fuera de este mundo. Estaba recogiendo ganado para ordeñar. Donde el animal hubiera tenido cachos, ya no estaría contando el cuento”, dice hoy entre risas.

Ella, hace un mes se animó a comprar un seguro de vida, hasta entonces desconocido en su natal Tuta, por el que paga 10.000 pesos mensuales.Lo raro es que en este pueblo los campesinos, en su mayoría agricultores de papa, cebada y ganado normando, se mueren de viejos y no precisamente de infarto, enfermedades incurables o violencia.

El artífice de esta iniciativa es Álvaro Mariño, gerente de la seccional del Banco Agrario, quien reconoce que vender seguros es más difícil que ofrecer créditos. Razones sobran: los bajos ingresos, el desconocimiento, las condiciones demográficas y hasta por ‘agüero’, hay quienes prefieren abstenerse de adquirir un amparo.

Pero los argumentos de Mariño, quien les enseña a los campesinos conceptos básicos sobre ahorro, endeudamiento y cómo manejar una tarjeta de crédito, les resultan convincentes: “¿se acuerdan del aserrador de 32 años al que le cayó un árbol encima y duró 12 horas muriéndose? ¿les gustaría dejar sin un peso a sus hijos?”.

La póliza más barata, de cinco millones de pesos y que se descuenta del crédito, le cuesta a un agricultor 4.960 pesos mensuales, lo que se gastaría en una tarde de tejo en cuatro cervezas.Mientras María Yolanda ya empieza a preocuparse por ofrecerle una mejor vida a sus tres hijos de 4, 5 y 6 años, así como a su esposo Abinael, un cultivador de papa, cebolla y arveja, quien también tomó la póliza, las cifras de la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda) reflejan que el país está rezagado en la adquisición de este tipo de servicios.En Colombia, se invierte un valor cercano a los 25 dólares al año en seguros de vida, es decir 50.000 pesos al año ó 4.200 pesos mensuales. “Si excluimos los ramos de seguros relacionados con la seguridad social, la cifra no superaría los 27.000 pesos anuales, es decir, 2.200 pesos mensuales”, según el director de la Cámara de Vida de la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda), Armando Zarruk.Según el gremio, la penetración es de 2,3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y la meta es subirla a 3 por ciento en 2015.

Eso no lo saben los ni los agricultores de Tuta y seguramente tampoco casi 12 millones de personas que viven en poblaciones rurales.

Pero en Tuta, la historia es otra: en un mes se han vendido 85 seguros y ante la curiosidad por el nuevo servicio, a la oficina de don Álvaro llegan los campesinos con la típica pregunta: “venga sumercé y ¿cómo es eso de los seguros de vida?”.

¿Qué dicen los agricultores?

‘Primíparo’Don Anselmo Alba es uno de los 865 clientes activos del Banco Agrario en Tuta y reconoce que jamás en su vida había oído hablar de este tipo de amparos. De hecho, hace poco se ‘inició’ como usuario bancario con una tarjeta de crédito que apenas aprende a usar. Los cajeros electrónicos aún no los sabe manejar. “Compré un seguro de 10 millones de pesos. Uno no sabe qué puede pasar”.

Me tumbaron

Abínael Rivera se declara ‘tumbado’ por la venta de un seguro de exequias que sagradamente pagó durante cuatro años por 10.000 pesos al mes. “Al comienzo me prometieron esta vida y la otra, después nos dijeron que no cubrían ni el cajón. A ellos no los hemos vuelto a ver por el pueblo. Le dije a mi hermano: no nos pongamos a pendejiar con eso. Ahora, compré un seguro de vida”, dice.¿Y eso cómo es?Doña Adelina Rodríguez, aún no se anima a comprar una póliza de seguros y no puede ocultar la cara de terror que le produce el hecho de saber que va a morir en algún momento. Ella también trabaja en el campo y es persuadida a diario por otros para hacerse a una póliza, continuamente escucha historias de agricultores que se intoxicaron con insumos agropecuarios o de accidentes con máquinas en las fincas.

Un toro la animó

La embestida que le propinó un toro en la finca “Casa de Teja”, fuera del casco urbano de Tuta, hace seis meses, fue una razón de peso que animó a María Yolanda Bolívar a adquirir una póliza. Sin embargo, no sólo la vida mueve a los campesinos: la aseguradora Mapfre, ofrece coberturas de cultivos, que complementan el programa subsidiado por el gobierno que contrata coberturas climáticas, vientos fuertes, heladas, granizo e inundaciones.

Plan piloto

Tuta fue el eje de una estrategia del Banco Agrario para ofrecer pólizas a los campesinos. Según el gerente de la oficina de Tuta, Álvaro Mariño, la idea es llegar al pequeño agricultor que se dedica a actividades como la ganadería y el cultivo de frutas como las ciruelas, peras, duraznos y manzanas, que son fuertes en la región.

La competencia

Hasta ahora en el país se está abriendo paso el negocio de asegurar la vida del campesino, aunque existen iniciativas para proteger su producción en el caso de Mapfre y hasta hace algún tiempo, La Previsora. Una de las razones que inhibe el desarrollo del crédito al pequeño agricultor tiene que ver con los recurrentes subsidios que se le ofrece al campesino en caso de pérdida de cosecha. Incluso, hay pólizas que cubren siniestros mayores como los actos malintencionados de terceros, en caso de eventos terroristas en el campo.

Alina Camacho Hauad.

Artículo ganador en la categoría prensa del Premio Fasecolda 2008 (*)

IMPUESTO DE RENTA: 33%


La tarifa de este gravamen ya había pasado de 38.5% en 2006, a 34% el año anterior, recordó el Ministro de Hacienda y Crédito Público, Óscar Iván Zuluaga.


La tarifa única del Impuesto de Renta para las sociedades anónimas y para las limitadas, sobre el ejercicio de 2008, se reduce de 34% a 33%, recordó este lunes el Ministro de Hacienda y Crédito Público, Óscar Iván Zuluaga. La medida está contemplada en la Ley 1111 de diciembre de 2006, firmada por el Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez.


La norma señala que esta tarifa aplica también a los demás entes asimilados a sociedades anónimas y limitadas, de conformidad con las normas pertinentes, incluidas las sociedades y otras entidades extranjeras de cualquier naturaleza.


En 2006 el Impuesto de Renta estaba en el 38.5 y el año anterior se redujo a 34%.


Los grandes contribuyentes deberán pagar la primera cuota del Impuesto de Renta antes del 20 de febrero, dependiendo del Número de Identificación Tributaria (NIT). Las personas jurídicas deben presentar y pagar la primera cuota de este impuesto antes del 24 de abril del presente año.