28 de noviembre de 2008

Entrevista La República Nov. 28


Cuentas de bajo monto no remedian problema de captadoras ilegales

Ricardo Solarte -


Las motivaciones por las que las personas llevan su plata a las pirámides no radican en la falta de acceso a los servicios financieros.Prueba de ello es que miles de clientes de estas empresas eran sujeto de crédito y aprovecharon esa condición para jugar en esta "ruleta rusa" que dejó en la calle a más de uno. Entonces, ¿por qué el gobierno está empeñado en obligar a la banca a abrir las cuentas de bajo monto?Para el profesor de economía de la Universidad de los Andes y del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (Cede), Fabio Sánchez, el problema de bancarización debe separarse de la tragedia que ha suscitado el desplome de las pirámides y la intervención de DMG, pues paradójicamente este fenómeno surgió en el periodo en el que más colombianos lograron acceder a los servicios bancarios.Según cifras de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria), a junio de este año 16,5 millones de personas tuvieron acceso al menos a un producto financiero, de las cuales, 3,5 millones accedieron en los últimos dos años.


El nivel de bancarización llegó a 55,5 por ciento de la población adulta. Registros que resultan alentadores si se tiene en cuenta que el nivel de bancarización en 1994 era de 7,3 por ciento.Para el docente investigador del Cede, no es por medio de decretos como el gobierno debe diseñar las políticas bancarias, al contrario, se debe hacer de manera concertada con los banqueros. Y es que los decretos de bancarización anunciados por el ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, tomaron por sorpresa a los directamente implicados. “Hemos estado trabajando con ellos (el gobierno) en el diseño de productos, pero aún no sabemos de qué se tratan los decretos”, dice la presidenta de Asobancaria, Maria Mercedes Cuéllar.


El problema es la falta de productos atractivos de captación y no de costos altos, sostiene el director de Finanzas de la Institución Universitaria Ceipa, Sergio Iván Zapata. Para este docente, el gobierno ve los altos costos financieros como la única barrera de la bancarización y se deben observar ambos lados. “La gente que entra a pirámides está buscando que su plata le rente bien y no le importa que ahora las autoridades anuncien menores costos financieros”, agrega.


Para Zapata, si se consuman los decretos anunciados, los bancos se las ingeniarán para trasladar esos menores ingresos a otros aspectos como las tasas de interés. De esta manera, se trataría de abrir un hueco para tapar otro. El académico considera que la solución para el problema de bancarización está en lograr una mayor presencia en regiones apartadas y una mayor consciencia de la cultura financiera. “La gente defiende a DMG porque lo consideran como una alternativa de inversión”, dice.Cada uno con sus motivos Por estos días las taquillas del Estadio el Campín de Bogotá se convirtieron en un "cementerio de sueños".


Las horas se han tornado más tristes de lo normal, gracia a la lluvia que azota a la capital del país. En las filas de reclamantes de la intervenida DMG se encuentran clientes de todos los semblantes.


Desde los que se metieron por probar algo de suerte hasta los que comprometieron su estabilidad económica apostando todo lo que tenían. Pero todos con el ánimo de hacer fortuna y ninguno escapando de los costos financieros que se pagan por abrir una cuenta de ahorros. “Lo que uno busca es que le den productos donde la platica le rente mejor”, dice María González*, una ama de casa de 45 años. Ella estaba haciendo fila ayer para pasar la solicitud de reembolso de una tarjeta prepago por 2’500.000 pesos.A su lado estaba Carlos Mariño, un llanero de 53 años que invirtió 10 millones de pesos producto de una herencia. “Me dijeron que me iban a dar 30 millones de pesos en tan sólo tres meses”. Él se queja de los costos financieros pero dice que eso no fue lo que lo motivó a llevar su plata a DMG.


Implementación costosa


Para Asobancaria uno de los aspectos más costosos en la implementación de las cuentas de bajo monto, como inicialmente fueron concebidas es la tarea policiva que le endosarían a los bancos. “Cómo hacemos para saber si una persona que tiene una cuenta es pobre”, se pregunta María Mercedes Cuéllar, presidenta del gremio. La misma preocupación la comparte Sergio Iván Zapata, del Ceipa, quien manifiesta que la situación se puede prestar para que los colombianos que tienen capacidad de pago se las ingenien para colarse en el grupo de beneficiados.